Hace más de dos años que asisto a un taller de escritura con la escritora de Sant Feliu de Codines Gemma Minguillón. Aquí pondré los relatos que salen de ese taller.

COBIJO



La pequeña Pandora abrió la caja.

Su madre le había dicho que bajo ningún pretexto se acercara a la buhardilla. Pero el solo hecho de la prohibición enaltecía su curiosidad. Mamá dormía en la habitación de la abuela, y Pandora subió, poquito a poco, las escaleras de madera que le llevaban al lugar prohibido. Se detuvo tres o cuatro veces, sus pasos avivaban ruidos en la vieja casa; si mamá se despertaba se enfadaría, como le pasaba tantas veces últimamente. El sol vagueaba tímidamente entre las rendijas; aquella mansión tenía tantos años como el mundo, le había explicado su abuela. Y debía ser así, porque las paredes adquirían colores de arco iris, imágenes de grandes monstruos, de fieros animales que se levantaban sobre dos patas, de hombres luchando contra hombres, de castillos y caballeros, de espíritus que vagaban entre muertos, de pequeños energúmenos que se erigían entre grandes masas, de aviones y cohetes que rompían el azul del cielo, de bosques quemados y animales aniquilados; y es que la abuela Gaya sabía dibujar en cualquier lugar un cuadro.

El último escalón le mostró una puerta de madera a medio cerrar. No costaba abrirla, apenas el ser descubierta. Entró con el corazón a punto de estallar, sin saber que encontraría. Pero en la buhardilla sólo había una pequeña caja de madera olvidada en un rincón. ¿Era aquello lo que su madre no quería que viese?

Cuando la tuvo entre las manos, temblaba. El miedo a ser sorprendida era más grande que cualquier peligro que pudiera cobijar aquella caja. Le pareció escuchar pasos, debía darse prisa. Volvió a mirarla y sin dudarlo empujó la tapa.
Dentro de la caja no encontró absolutamente nada.




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